Las instituciones de educación están constantemente buscando estrategias que ayuden a los estudiantes a lograr aprendizajes efectivos. Ahora, un estudio muestra que escuchar a los estudiantes mejora el rendimiento académico, haciendo de las escuelas lugares más flexibles y promoviendo un compromiso de todos los actores de la comunidad educativa.

La mirada adulto-céntrica que sigue imperando en el proceso de enseñanza, se plantea desde que están los que “saben” y aquellos que simplemente no tienen un conocimiento determinado. Desde esa posición, los estudiantes deben recibir lo que los docentes van a entregar.

Sin embargo, llevamos muchísimos años con un modelo que cada vez queda más en tela de juicio, y que los resultados son ampliamente cuestionables. Entonces, ¿qué podemos hacer?

Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de California, Universidades Riverside y Northwestern, han encontrado que cuando los estudiantes son escuchados y sus aportes se incorporan en las estrategias de los profesores y directivos, el desempeño aumenta.

Esto cambia el paradigma de cómo se construyen las estrategias de enseñanza-aprendizaje, incorporando un rol activo y responsable en los estudiantes que participan. Aunque esto pudiera parecer obvio, la verdad es que no ocurre al interior de los planteles de educación.

Ahora bien, no basta con escuchar a los estudiantes para que mejore el rendimiento académico. Se debe incorporar las propuestas a la forma en que se realiza en el proceso de enseñanza-aprendizaje, es decir, la institución debe ser flexible y adaptativa a sus estudiantes.

Este desafío no solo es técnico, sino que esencialmente es cultural. Como señala la especialista Heather Van Benthuysen, del Chicago Public Schools, “Si queremos que los estudiantes tengan una colaboración realmente significativa, tenemos que desarrollar la capacidad de los adultos para tener esas conversaciones también”.

Este estudio, realizado entre los años 2018 y 2019, contó con 12.000 estudiantes de noveno grado de escuelas de Chicago y fue publicada en la American Journal of Education.

Una investigación que debiera hacernos pensar en cómo se construye escuela y cuál es la mejor forma de llevar adelante un plan que potencie los aprendizajes y mejore el desempeño de los estudiantes.