La educación es un aspecto clave en el desarrollo económico y social de un país. La educación superior es aún más importante ya que forma a futuros líderes y profesionales que desempeñarán un papel vital en el progreso de la sociedad.

La tecnología digital ha revolucionado la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos entre nosotros, y también ha tenido un impacto significativo en la educación. La infraestructura digital es un aspecto esencial de la educación superior de la era en que vivimos y puede mejorar la calidad del aprendizaje, la accesibilidad y la eficiencia.

La infraestructura digital incluye la tecnología de la información y las comunicaciones, las redes de computadoras y la infraestructura de software. Estas tecnologías pueden ser utilizadas para crear un entorno de aprendizaje en línea, que permite a los estudiantes acceder a recursos y materiales de aprendizaje en cualquier momento y lugar. La infraestructura digital también permite la interacción en tiempo real entre estudiantes y profesores, lo que significa que los estudiantes pueden hacer preguntas y recibir retroalimentación inmediata.

La personalización del aprendizaje es otro aspecto importante de la infraestructura digital. Los estudiantes pueden acceder a recursos y materiales de aprendizaje en línea que se adaptan a sus necesidades individuales, lo que significa que pueden aprender a su propio ritmo y en función de sus intereses. La personalización del aprendizaje también puede mejorar la motivación y el rendimiento de los estudiantes, ya que están más comprometidos con su aprendizaje cuando se les ofrece material que les resulta relevante y atractivo.

La infraestructura digital también está impulsando la colaboración y el trabajo en equipo entre estudiantes. Las plataformas en línea y las aplicaciones móviles permiten a los estudiantes trabajar juntos en proyectos y colaborar en tiempo real, lo que les permite aprender de una manera más efectiva y enriquecedora. La colaboración también puede mejorar la socialización y la construcción de relaciones entre los estudiantes, lo que es importante para su desarrollo personal y profesional.

Esta área, a ratos olvidada por las instituciones, puede mejorar la eficiencia en la educación superior. Por lo que debe dejar de ser vista como un factor antagonista a lo conocido, como el aula tradicional, la infraestructura física y el acto de enseñanza convencionales, los cuales seguirán existiendo. No obstante, deben ser potenciadas por la nueva infraestructura digital que no solo está al servicio de la enseñanza y el aprendizaje, sino también a la atracción, retención y éxito estudiantil.

Personalmente me ha tocado verlo de cerca en las universidades que ayudo a potenciar su infraestructura tecnológica, incorporando inteligencia artificial y psicología predictiva, desde HPI. Y existe una enorme brecha que debe ser trabajada, no solo para incorporar más y mejores procesos tecnológicos, sino que esencialmente transformar la cultura que tienen los líderes al interior de las instituciones educativas.

Necesitamos nuevas mentalidades que puedan impulsar el cambio, la innovación y la transformación tan necesaria en el sector de la educación, a todos sus niveles. Ese cambio no lo vendrán a hacer desde fuera, no serán los gobiernos ni los ministerios quienes bajen del olimpo con las soluciones mágicas y los nuevos paradigmas. Somos quienes estamos en el sistema educativo, docentes, investigadores, directivos y estudiantes, quienes debemos cambiar la forma en que hacemos las cosas.

No solo necesitamos más y mejor infraestructura tecnológica, también necesitamos un nuevo software mental para hacer el cambio que se requiere y construir la educación que nos acompañe de forma efectiva y pertinente durante las siguientes décadas. ¿Te sumas a ese cambio?